Basta con leer las últimas estadísticas sobre la obesidad infantil para darnos cuenta de que se trata de un verdadero problema de salud pública: un 20 % de los niños vive con sobrepeso. El exceso de peso en la infancia no solo tiene una alta prevalencia en los países en desarrollo, sino que también crece a un ritmo alarmante en Europa y los Estados Unidos.
Al igual que sucede en la adultez, las causas de la obesidad infantil son múltiples: factores genéticos, sedentarismo y hábitos alimentarios perjudiciales son los principales responsables del aumento de peso en la infancia. Las consecuencias de la obesidad infantil se producen a corto y largo plazo. La diabetes tipo 2, la hipertensión arterial y las enfermedades cardiovasculares son las complicaciones más frecuentes.
¿Qué podemos hacer para frenar el avance de esta epidemia?
¿Cuál es el mejor tratamiento para la obesidad infantil y juvenil? Lo descubrirás a lo largo de este artículo.
Aquí te explicamos la obesidad infantil:
¿Qué es la obesidad infantil?
Aunque el término “exceso de peso” incluye al sobrepeso y la obesidad, lo que realmente define a dichas problemáticas es el aumento de la grasa corporal por encima de lo normal, lo que ocasiona problemas de salud a corto, mediano y largo plazo. Existe un exceso de grasa de reserva, que se conoce como tejido adiposo.
La obesidad infantil en cifras
Unicef, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, ha estado siguiendo de cerca el avance de la obesidad infantil en el mundo. Por su parte, la OMS (Organización Mundial de la Salud) y ciertas universidades también han aportado datos relevantes:
- La obesidad en niños en edad escolar alcanza el 25 % en toda Europa, y un alarmante 38 % en España.
- Alrededor de 2,5 millones de niños y adolescentes tienen sobrepeso u obesidad en dicho país.
- A nivel mundial, 1 de cada 5 niños tiene un peso excesivo.
El diagnóstico de la obesidad en niños
Para diagnosticar a los niños con sobrepeso se emplea, al igual que con los adultos, el índice de masa corporal (IMC). Dicho parámetro permite relacionar la estatura del niño con su peso corporal, pero es necesario valorar el IMC de acuerdo a la edad y al sexo del infante mediante las curvas de crecimiento.
Las curvas de crecimiento permiten detectar a los niños con riesgo de sobrepeso y, ante un exceso de peso, clasificarlo en sobrepeso, obesidad o, en los casos más severos, obesidad mórbida.
¿Cuáles son las causas de la obesidad infantil?
Los tipos de obesidad infantil se pueden categorizar según su gravedad, como vimos en el apartado anterior, pero también según su etiología, es decir, la causa. El principal causante de la obesidad en niños es el balance energético positivo como resultado de una dieta alta en calorías y/o sedentarismo.
Solo el 5% de los casos de obesidad se pueden atribuir a factores no relacionados con la alimentación y la actividad física. Por ejemplo, síndromes genéticos, alteraciones en el sistema nervioso central, hipotiroidismo, resistencia a la leptina, entre otras causas.
Ahora bien, ¿cuáles son las razones por las que un niño come mucho y se mueve poco? En este punto confluyen diferentes elementos, a saber:
- Alimentos ricos en azúcar: las bebidas azucaradas, las golosinas y los productos de bollería son fuentes de hidratos de carbono simples, llamados comúnmente azúcares. Cuando se ingieren en exceso, se transforman en grasa.
- Alimentos ultraprocesados: productos congelados, patatas fritas de bolsa, fast-food, galletitas dulces rellenas… Son bombas de azúcar, grasas de mala calidad y sodio. Además de ser muy altos en calorías, estos productos resultan adictivos y es difícil controlar las raciones.
- Factores psicológicos: el estrés y la ansiedad son factores de riesgo para la obesidad. ¿Por qué? Los niños y adolescentes también pueden sentir “hambre emocional” y canalizar su frustración, angustia, ansiedad y estrés a través de un atracón alimentario.
- Nivel socioeconómico: Las dificultades económicas obstaculizan el acceso a opciones alimentarias saludables y frescas, generalmente más costosas que la comida basura o los alimentos procesados.
- Ambiente obesogénico: Quizás nunca hayas oído este término, pero comprenderás fácilmente a qué se refiere. Por desgracia, la mayoría de los entornos sociales, familiares y escolares promueven una dieta de baja calidad nutricional y el sedentarismo.
- Alta exposición a pantallas a través de Smartphones, ordenadores y televisores: fomenta que los niños pasen la mayor parte de su día quietos.
- La oferta de menús extra-grandes de comida basura: por un euro más puedes duplicar tu ración de patatas fritas, en cambio, esto no sucede con las ensaladas. ¿La dieta saludable es demasiado cara? No, en realidad, comer mal es muy barato.
- Hábitos familiares: Todos hablan de los factores genéticos, pero pocos recuerdan que los hábitos alimentarios y el estilo de vida en general también se transmiten y pueden llegar a ser mucho más fuertes que la genética.
- Comer mal por “herencia”: Muchas veces, los niños con sobrepeso tienen padres con la misma patología, y esto no se debe a los genes sino a que comen de la misma manera y son sedentarios.
- Publicidad/Marketing: las campañas publicitarias de comida basura tienen un gran impacto en los niños y adolescentes, fomentando las elecciones alimentarias poco saludables y aumentando el riesgo de sobrepeso y obesidad.
Causas exógenas de la obesidad infantil (95 % de los casos) | Causas endógenas de la obesidad infantil (5 % de los casos) |
Dieta rica en alimentos hipercalóricos. Sedentarismo. | Factores genéticos. Enfermedades endocrinas: hipotiroidismo, síndrome de Cushing. Insulinoma (tumor en el páncreas). Resistencia a la leptina (no existe supresión del apetito). Lesiones en el sistema nervioso central. |
Problemas de salud asociados con la obesidad infantil
La obesidad lejos está de ser una cuestión estética. Se asocia a comorbilidades (otros problemas de salud) a corto y largo plazo, por ejemplo, diabetes mellitus tipo 2, aumento de la presión arterial, problemas de rodilla, asma, enfermedades del corazón, ansiedad y depresión.
Los síntomas de la obesidad infantil comprenden la fatiga, el apetito desmedido (voracidad), los dolores articulares y la dificultad para dormir. A continuación, desarrollamos las complicaciones más frecuentes del exceso de grasa en niños.
Diabetes
Una de las complicaciones más graves y frecuentes de la obesidad infantil es la diabetes tipo 2. Cuando las células que almacenan la grasa, llamadas adipocitos, se ven sobrepasadas, comienzan a secretar una serie de sustancias que promueven la insulinorresistencia, la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, el colesterol alto y el síndrome metabólico, siendo este último una combinación de las patologías mencionadas.
Enfermedad cardíaca
La grasa acumulada en el abdomen, junto con la diabetes, la hipertensión y/o el colesterol elevado, son factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Quizás el niño obeso no va a desarrollar una afección cardíaca, pero sí se incrementa notablemente el riesgo de padecerla durante la adultez.
Asma
Numerosos estudios realizados en los últimos años han demostrado que los niños con obesidad tienen un 30% más de probabilidades de sufrir asma, en comparación con aquellos que tienen un peso corporal adecuado para su estatura.
Trastornos del sueño
Tal como sucede con los adultos, el exceso de grasa corporal provoca dificultades para dormir en los niños. La apnea del sueño es una complicación de la obesidad infantil. Por supuesto, como es de esperarse, un pequeño que no ha descansado bien está somnoliento y no tiene energía suficiente para aprender en la escuela y realizar otras actividades diarias.
Dolor articular
Uno de los síntomas de la obesidad infantil suele ser el dolor músculo-esquelético. El exceso de peso impacta en la salud de los huesos, las articulaciones y los músculos. Las rodillas son una de las estructuras más afectadas a causa del sobrepeso.
Ansiedad y depresión
Las consecuencias de la obesidad no son solo físicas. El aislamiento, la soledad, la baja autoestima, la depresión y la ansiedad son problemáticas frecuentes en los niños y adolescentes obesos. Por eso, el tratamiento de la obesidad debe ser multidisciplinario y los profesionales de la pediatría, la nutrición, la psicología y el deporte tienen que trabajar en equipo.
Tratamiento, alimentación y nutrición saludable para niños obesos
Seguidamente, brindaremos una serie de consejos que pueden ser útiles tanto para el tratamiento como para la prevención de la obesidad infantil. Aunque la actividad física y la dieta saludable son las bases para controlar esta epidemia, es fundamental contemplar un abordaje sociocultural, ya que, como hemos visto, las causas de la obesidad son múltiples.
1. Cambios en el estilo de vida para combatir la obesidad infantil
El tratamiento nutricional para la obesidad de ninguna manera debe buscar la pérdida de peso. El objetivo es mantener el peso corporal a medida que el niño crece. Por lo tanto, las dietas restrictivas no son recomendables. Los alimentos naturales y frescos, como las frutas, los vegetales, las legumbres y las carnes magras (con poca grasa), los huevos y los cereales integrales deben predominar en la alimentación.
Reducir el consumo de bebidas azucaradas es imperativo. Entre el 50 y el 80% de niños y adolescentes consumen al menos una gaseosa a diario. Una lata pequeña puede aportar hasta 50 g de azúcar. ¡Una barbaridad!
¿Es necesario seguir una dieta baja en grasas para tratar la obesidad infantil?
En realidad los ácidos grasos deberían aportar entre un 25 % y un 30 % de las calorías diarias que ingiere el niño. Reducir drásticamente la cantidad de grasas no es recomendable porque el cerebro necesita dichos nutrientes para desarrollarse plenamente.
De todos modos, se recomienda priorizar las grasas insaturadas, como el aguacate, las aceitunas, el aceite de oliva virgen extra y los frutos secos, en lugar de la mantequilla, la margarina y las grasas animales.
En la obesidad infantil es necesario enfocarse en la calidad nutricional y en las raciones moderadas, sin prohibir. Es equivocado pensar que determinados alimentos causan la obesidad infantil. Todo depende de las cantidades, de la frecuencia de consumo y de cómo se combinan entre sí.
2. Aumentar la actividad física
Una de las principales causas de la obesidad es la falta de actividad física. Estimular el movimiento espontáneo de los niños y proponerles realizar actividades deportivas, incluso en familia, son excelentes estrategias para prevenir el aumento de peso y de grasa corporal.
Por otra parte, las actividades deportivas son una excelente forma de promover la inclusión social de los niños y adolescentes con sobrepeso, al mismo tiempo que se previene la depresión y los trastornos de ansiedad.
3. Más actividades en familia
Para que el tratamiento nutricional de la obesidad infantil tenga éxito es indispensable la participación familiar. Comer saludable y practicar actividad física son formas de acompañar al niño en la búsqueda de un peso adecuado.
Salir a jugar y pasear a espacios verdes y parques de juegos es una forma agradable de estimular el movimiento en todos los miembros de la familia. Jamás se debe olvidar que desde el hogar es posible inculcar hábitos alimentarios saludables que perduren durante toda la vida.
4. Reducir el tiempo frente a pantallas
La elevada exposición a las pantallas (Smartphones, ordenadores y televisión) es una de las principales responsables del sedentarismo infantil y, consecuentemente, del aumento de la prevalencia de la obesidad. Los padres tienen la obligación de regular el tiempo que los niños pasan frente a las pantallas y, al mismo tiempo, incentivar el movimiento y las actividades deportivas
Conclusión
Lamentablemente, hoy en día, coexisten la desnutrición y la obesidad infantil. Ambos extremos perjudican la salud de los niños y pueden condicionar su bienestar durante la vida adulta. Por ello, erradicar la malnutrición en la infancia debe ser un tema central en la agenda de la salud pública. Además, la familia y la escuela deben educar en hábitos de estilo de vida que sean positivos.
Las cifras de la obesidad en la infancia son realmente alarmantes. En España, con estadísticas similares a las de América Latina, se estima que 4 de cada 10 niños tiene exceso de peso. A futuro, esto se traducirá en enormes gastos de salud y en una reducción de la población laboralmente activa.
Esto último quiere decir que, además de afectar la salud y la calidad de vida de los niños, la obesidad infantil hace estragos en las economías de los países. ¿Sabías que la prevalencia de esta enfermedad es tan elevada? ¿Te sorprendieron algunas de sus causas o consecuencias? Esperamos tus comentarios.
Referencias:
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