Microbiota y obesidad

La microbiota es el conjunto de microorganismos que viven en nuestro sistema digestivo y que se denomina comúnmente flora intestinal.

Es bueno prestar especial atención a la microbiota, porque incluso pequeñas variaciones en ella pueden provocar alteraciones en el organismo: es lo que se denomina disbiosis.

Los estudios científicos han demostrado que existe una correlación sistemática entre la microbiota y la obesidad.

Se ha destacado el desequilibrio de la flora intestinal que puede conducir a la proliferación de bacterias patógenas , especialmente en los sujetos obesos.

En este artículo hablaremos de la microbiota y su relación con la obesidad.

Aquí te explicamos cuál es la relación entre la microbiota y obesidad:

Causas multifactoriales de la obesidad

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La obesidad es una de las enfermedades más comunes en el mundo occidental y la principal causa de muerte en personas con sobrepeso y obesidad.

No cabe duda de que la obesidad tiene causas multifactoriales.

La investigación científica considera que existe una importante correlación entre la obesidad y la genética, así como una correlación entre el metabolismo y las hormonas que regulan el apetito.

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Estos factores combinados influyen positiva o negativamente en la capacidad de perder, ganar o mantener el peso corporal.

Entre las principales causas que pueden conducir a la obesidad están las siguientes: 

  • Sedentarismo y factores ambientales

El sedentarismo es la principal causa de la obesidad. Una persona sedentaria generalmente tiende a no moverse o evita drásticamente incluso la actividad o el ejercicio ligero. Por lo general, las personas sedentarias son las que se entregan a la comida, ingiriendo más calorías de las que prevén sus necesidades calóricas. Sin embargo, una mayor ingesta de calorías que no se queman conduce claramente a un aumento de peso considerable. Una dieta rica en alimentos hipercalóricos o en grasas y azúcares, combinada con una actividad física limitada, también puede conducir a la obesidad.

  • Factores psicológicos

A veces, la llamada sobrealimentación puede ser el resultado del estrés y de los trastornos emocionales que, en la mayoría de los casos, conducen a trastornos alimentarios como la bulimia y los atracones o el síndrome de alimentación nocturna.

  • Factores farmacológicos

Algunos medicamentos también pueden contribuir al desarrollo de la obesidad. De hecho, existen medicamentos específicos que estimulan el apetito y reducen el metabolismo o estimulando las células grasas. Por ejemplo, los antidepresivos y los corticosteroides entran en la categoría de medicamentos que pueden contribuir al aumento de peso corporal.

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  • Causas metabólicas y enfermedades hormonales

Las enfermedades hormonales y metabólicas también se encuentran entre las causas de la obesidad. Algunas personas, por ejemplo, producen una mayor cantidad de cortisol, lo que contribuye al aumento del tejido adiposo, que generalmente se localiza en el abdomen.

  • Daño cerebral

Hay casos específicos en los que el daño cerebral en el hipotálamo, que regula el apetito, puede contribuir al desarrollo de la obesidad.

  • Componente genético

Los estudios científicos han demostrado que existe una correlación entre los genes y la obesidad, lo que significa que el aumento de peso corporal también puede estar dictado por la genética.

La OMS, Organización Mundial de la Salud, ha definido la obesidad como una epidemia mundial que afecta por igual a los países desarrollados y subdesarrollados.

El principal problema es que la gente no cuida su dieta y no hace el ejercicio adecuado.

Desgraciadamente, la obesidad, y este es el dato más preocupante, se está extendiendo como mancha de aceite, especialmente entre los niños y adolescentes, que desde los primeros años de vida, debido a la obesidad, pueden manifestar problemas importantes tales como las siguientes:

  • Dificultades respiratorias
  • Problemas articulares
  • Trastornos psicológicos
  • Trastornos del sistema digestivo

Un niño obeso o con sobrepeso tiene más probabilidades de convertirse en un adulto obeso o con sobrepeso incapaz de controlar su dieta, con lo que corre el riesgo de desarrollar enfermedades graves como la diabetes de tipo 2 o la hipercolesterolemia incluso a una edad temprana.

¿Cómo se define si una persona tiene sobrepeso u obesidad?

Existe una escala caracterizada por índices precisos para indicar el peso bajo, el peso normal, el sobrepeso y la obesidad.

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Para identificar a qué categoría perteneces, tienes que calcular tu IMC, el Índice de Masa Corporal.

El IMC se calcula dividiendo el peso en kg por el cuadrado de la altura en metros.

La escala de referencia es la siguiente:

  • <18,5 peso bajo
  • 18,5 – 24,9 peso normal
  • 25 – 29,9 sobrepeso
  • >30 obesidad

¿Se puede controlar o incluso prevenir la obesidad?

La respuesta es sí.

Desde una edad temprana es necesario educar en un comportamiento alimentario correcto.

La OMS ha dado este paso creando un instituto específico, la Commission on Ending Childhood Obesity , que tiene la tarea de identificar las intervenciones más adecuadas y específicas para combatir, reducir o eliminar la obesidad mediante la educación de la población en materia de alimentación saludable.


La microbiota intestinal

En este artículo hablaremos de la correlación fundamental entre la microbiota intestinal y la obesidad.

Pero antes de abordar este tema, es necesario entender qué es la microbiota y su importancia. La microbiota intestinal es una expresión genérica utilizada para referirse a las 1014 bacterias que se encuentran en nuestro tracto digestivo.

Se cree que la microbiota se desarrolla inmediatamente después del nacimiento, cuando el tracto intestinal del bebé comienza a ser colonizado por diferentes microorganismos.

Cada bebé, y en consecuencia cada persona, puede tener una composición de microbiota intestinal diferente.

Los estudios científicos han demostrado que la composición de la microbiota intestinal del bebé puede decidirse ya en la etapa de la lactancia.

Por ejemplo, en los bebés que son amamantados por sus madres se ha detectado una mayor presencia de bifidobacterias que en los alimentados con leche artificial.

La mayor presencia de bifidobacterias dependería del hecho de que la leche materna favorece la proliferación de estas bacterias. 

Los bebés alimentados con leche artificial tienen más probabilidades de tener una microbiota colonizada por bacterias Escherichia coli y lactobacilos.

La microbiota intestinal también puede estar alterada, lo que se denomina disbiosis.

¿Cómo se puede evitar esto?

Evidentemente, a través de una dieta correcta que restablezca la flora intestinal en el caso de una inflamación continua.

¿Sabes por qué es importante tener una buena flora intestinal?

Hay varias razones para ello.

La microbiota intestinal influye en la homeostasis del epitelio; es decir, de las células especiales que forman la llamada barrera tisular.

Pero no termina aquí.

En la práctica, la microbiota evita que la mucosa intestinal sea colonizada por patógenos y estimula el correcto funcionamiento de los sistemas inmunitario y sistémico, además de remodelar la respuesta inflamatoria y permitir la síntesis de vitaminas esenciales que el organismo no puede producir por sí mismo, como la vitamina B12, el folato o la vitamina K , lo que mantiene controlado el síndrome metabólico.


Microbiota intestinal y obesidad

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Estudios científicos e investigaciones minuciosas han demostrado que existe una correlación entre la microbiota intestinal y la obesidad .

Una investigación llevada a cabo por la Universidad estadounidense Johns Hopkins ha descubierto que es posible manipular la composición de la microbiota (lo que, en consecuencia, influye en la población del microbioma) permitiendo aumentar la producción de bifidobacterias que ayudan a reducir el riesgo fisiológico del síndrome metabólico en personas o pacientes con sobrepeso.

Pero no termina aquí.

Debes saber que la microbiota también juega un papel importante en la fermentación de los polisacáridos y en la modulación del hambre y la saciedad .

La microbiota también tiene una importancia fundamental porque libera sustancias capaces de controlar el equilibrio de la resistencia a la insulina y, por tanto, de controlar o incluso prevenir enfermedades graves como la diabetes.

Otras investigaciones científicas han demostrado que la fermentación en el colon, a través del consumo de alimentos que promueven esta condición, conduce a un aumento de las células grasas.

La conclusión es que la dieta influye significativamente en la composición del microbioma.

El mantenimiento de un componente bacteriano fisiológico con especies productoras de ácidos grasos de cadena corta contribuye a reducir los procesos inflamatorios, estimular el sistema inmunitario y bloquear la aparición de la obesidad.

Esto se debe a la presencia de los llamados receptores NLRP12, que pueden amortiguar la actividad de los macrófagos.

No hay que subestimar la actividad de los macrófagos, células inmunitarias denominadas carroñeras intestinales.

Se ha demostrado que la obesidad depende de una inflamación resultante de una presencia excesiva de macrófagos en el tejido adiposo y que el aumento de peso desproporcionado, en consecuencia, depende de la disbiosis y, por tanto, de una flora bacteriana alterada.

A este respecto, nos gustaría llamar tu atención sobre un interesante experimento llevado a cabo en China. Los investigadores sometieron a ratones axénicos sin microbiota y a ratones no axénicos con microbiota a una dieta rica en fibra.

Las investigaciones demuestran que estos últimos eran capaces de digerir la fibra dietética y también de obtener energía de ella.

Esto significa que el microbioma se encarga de que sus intestinos funcionen bien y con regularidad.

También se descubrió que el paso de la microbiota a los ratones axénicos generaba un aumento de su masa grasa, lo que indica que la microbiota puede afectar al aumento de peso.


Relación causal entre la microbiota intestinal y la obesidad

Por lo tanto, habrás comprendido que existe una correlación causal entre la microbiota intestinal y la obesidad.

La disbiosis; es decir, una alteración de la flora intestinal, puede contribuir, junto con una ingesta excesiva de calorías, al aumento de peso.

Para explicar mejor este concepto, presentamos otros dos experimentos que enfatizan la relación causal entre la microbiota intestinal y la obesidad.

Los investigadores descubrieron que los ratones que recibieron la microbiota de pacientes obesos experimentaron un aumento de peso excesivo y rápido y también aumentaron significativamente su masa grasa en comparación con los ratones que recibieron la microbiota de pacientes delgados.

También se realizó un experimento similar en humanos.

Se analizaron dos grupos: un primer grupo formado por 169 personas obesas y un segundo grupo de 123 sujetos de peso normal.

Se secuenció su ADN y se demostró que el 80% de los sujetos eran obesos debido a las llamadas bacterias intestinales débiles que poblaban su flora intestinal .

¿Qué significa esto?

Que algunas bacterias definidas como débiles, o la ausencia de otras consideradas importantes, pueden contribuir al desarrollo de la obesidad.

Puede que en este momento te preguntes qué bacterias son débiles y cuáles son importantes.

Digamos de entrada que la presencia excesiva de los llamados bacteroides en comparación con los firmicutes, apunta a una dieta demasiado rica en proteínas y grasas animales.

Es importante que haya un equilibrio estable entre estas dos familias.

La alteración de esta relación conduce a la disbiosis.

En cambio, la presencia de la bacteria Akkermansia muciniphila indica un intestino sano y, por tanto, una microbiota saludable.

Se ha demostrado que en los pacientes obesos o con sobrepeso dicha bacteria está casi completamente ausente.

Entonces, ¿cómo podemos mantener la microbiota intestinal bajo control mientras evitamos engordar e intentamos perder peso?

Solo hay una respuesta a estas preguntas: la dieta adecuada.

La terapia dietética es la más viable de las alternativas para restablecer la flora intestinal adecuada y proteger la microbiota.

Para perder peso, no basta con integrar las bacterias buenas en nuestro organismo, sino que es necesario comer bien y hacer ejercicio adecuadamente.


Fuentes:

  1. La microbiota intestinal y el sistema inmunitario – https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28008836/
  2. Microbiota intestinal y terapia – https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28540475/
  3. Manipulación de la microbiota – https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27161356/
  4. Flora intestinal y trastornos relacionados – https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3983973/

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